Asif Alí Zadari cede. El presidente de Pakistán ha perdonado a la campesina cristiana Asia Bibi la condena a morir en la horca, el castigo máximo que contempla la legislación del país por insultar a Mahoma. Las voces de la comunidad internacional clamando que fuera indultada se intensificaron en los últimos días, con la intervención incluida del Papa.
El perdón fue anunciado a la cadena CNN por el gobernador de Punjab, Salma Taseer. "No va a ser víctima de esta ley" contra la blasfemia, aseguró. Bibi, de 45 años, fue acusada de insultar al profeta y de cuestionar el Corán durante una acalorada discusión con unas compañeras de trabajo musulmanas, después de que estas se negaran a beber de un cubo que Bibi había tocado.
Pakistán nunca ha ejecutado recientemente a un acusado por blasfemia, y este tipo de casos suelen resolverse sin sangre cuando se elevan ante un tribunal superior. La gracia, sin embargo, no cambiará el Código Penal paquistaní, donde el 96% de sus habitantes son musulmanes. Y tampoco está claro que Bibi vaya a ser puesta en libertad, tras 15 meses encarcelada. Su abogado ha presentado un recurso contra la sentencia ante el Tribunal Supremo que está pendiente de resolución. Está también por ver cuál será la reacción al presunto perdón presidencial de los militantes musulmanes más extremos. Ante el temor a que se produjeran disturbios, Bibi fue trasladada a un lugar seguro, por miedo a que su vida pueda correr peligro si los extremistas aplican la ley por su cuenta.
Resolución antiblasfema de la ONU
Precisamente ayer, Naciones Unidas aprobó una resolución de los países miembros de la Organización de la Conferencia Islámica para combatir la difamación religiosa. EE UU y la Unión Europea se opusieron por principio, porque consideran que restringe la libertad de expresión y religiosa.
La resolución, patrocinada por Marruecos, exhorta a los países a adoptar "las medidas necesarias, incluida la promulgación de leyes, para prohibir toda apología del odio nacional, racial o religioso". Y les insta a que proporcionen una protección legal adecuada "contra actos de odio, discriminación, intimidación y coacción derivados de la denigración de las religiones y la incitación al odio religioso". En cualquier caso se trata de un documento simbólico, porque su adopción no obliga legalmente a los miembros de la ONU a aplicar sus disposiciones.
15 meses esperando clemencia
La mujer, una campesina de 45 años que lleva 15 meses en prisión, entregó a Taseer, durante una visita la pasada semana, una petición de clemencia dirigida al presidente. En ella solicitaba la revisión de su caso, ya que asegura que fue juzgada y condenada bajo una falsa denuncia de blasfemia contra el islam, un delito castigado con la muerte, según el artículo 295 del Código Penal.
"Básicamente, lo que ha dejado claro [el presidente Zardari] es que ella no va a ser víctima esta ley", ha dicho Tasser. Tras recibir la solicitud de Bibi, Zardari pidió un informe sobre el caso al ministro de Minorías, Shahbaz Bhatti, que hoy ha anunciado que la ley sobre blasfemia no será derogada, pero sí modificada para evitar que se cometan abusos.
Bibi está pendiente, además, de la resolución sobre el recurso de apelación presentado ante el Tribunal Superior de Lahore para que revoque la sentencia a morir en la horca impuesta por la corte del distrito de Nankana, al que pertenece la localidad de Ittawali, donde reside Bibi con sus cuatro hijos y donde tuvo lugar la discusión que desencadenó la denuncia. "El Alto Tribunal debería suspender la sentencia y liberarla. Si lo hacen, bien. Si no lo hacen, entonces la amnistiaremos", ha asegurado el gobernador del Punjab, la región donde reside y fue condenada.
Según el documento dirigido a Zardari y recogido por el diario pakistaní Dawn todo se debe a una falsa acusación por parte de dos vecinas. "Jamás proferí ningún comentario despectivo contra el santo profeta (la paz sea con él), pero ellas nunca me escucharon y me acusaron de un crimen que no cometí", asegura Bibi en el escrito de clemencia. Según la condenada, dos vecinas le exigieron que se convirtiera al islam tras contaminar el agua de un pozo por ser cristiana. Bibi se negó y defendió su fe en Jesús frente a Mahoma. Una de sus compañeras contó lo sucedido a su esposo, el imán local, y este la denunció a la policía.
No hubo pruebas, ni investigaciones o rondas de testigos. La mujer acusa al juez de haber cedido a la "presión de algunos extremistas religiosos" a la hora de dictar su sentencia. "El caso supuso una violación de ciertas disposiciones legales y de instrucción, también violó la ley de blasfemia", se defiende. El informe elaborado por el ministro de Minorías ratifica, en parte, esta versión. "Mis averiguaciones preliminares muestran que es inocente y que los cargos contra ella no tienen base", afirmó Bhatti el lunes en CNN. El ministro entregará mañana las conclusiones al presidente Zardari, que deberá pronunciarse sobre la petición de clemencia de Asia Bibi.